Ex alumna de Derecho colabora en la reconstrucción de Haití
Desde hace tres meses, la abogada Mei-Ling Pineda, titulada de la Universidad Bernardo O’Higgins, se encuentra en Haití, trabajando para la Fuerza Aérea de Chile junto al contingente que colabora en la reconstrucción de este país centroamericano, azotado en 2010 por un fuerte terremoto.
Desde Puerto Príncipe, su capital, afirma que todavía se respira la tragedia, especialmente por el grado de indigencia en que se encuentra una parte importante de la población. “No hay agua potable, se tiene poca electricidad, las enfermedades están a la orden del día y muchas personas no tienen qué comer”, afirma la joven.
Frente a ese panorama, Chile ha desempeñado un importante papel en el proceso de normalización institucional de ese país. “Ser Casco Azul ha sido una experiencia enriquecedora, el saber que estás contribuyendo con un granito de arena a la reconstrucción y estabilización de Haití es gratificante”, sostiene.
¿En qué consiste tu trabajo en Haití?
Soy la única abogado que acompaña en este relevo a todo el Contingente Nacional desplegado en Haití y entre muchas tareas, mi trabajo consiste en orientar legalmente al contingente nacional, sobre todo al Mando de las Fuerzas Militares. Aunque mi rol más importante es guiar al Mando en la aplicación de las Reglas de Enfrentamiento, cuando corresponda. Este cuerpo legal regula el uso de la fuerza militar en una Misión de Paz y establece derechos y deberes para los cascos azules y para los ciudadanos del país, al cual la ONU se encuentra apoyando.
¿Qué situaciones complejas te ha tocado observar?
De las situaciones que me ha tocado vivir, creo que una de las más impactantes fue ver a un muerto en plena calle, primera vez en mi vida que veía a uno, ese hombre había sido ajusticiado y como abogado, creo en la justicia y en el Estado de Derecho, hay que dejar que los tribunales resuelvan los conflictos.
¿Qué recuerdos tienes de la Universidad?
Recuerdo con mucho cariño a todos mis profesores, entre ellos, a Sergio Gaete Rojas, quien tenía un manejo del Derecho Civil que ya se lo quisieran muchos; a Juan Arab, a quien le tenía literalmente “temor reverencial”; a Gonzalo Baeza a quien le agradezco su constante apoyo hasta el día de hoy; a Carlos Wise, quien nos hacía tan entretenidas las clases, siempre con ejemplos prácticos; a Raul Aitken de Derecho Económico, quien nos hacía reír para luego, con el ánimo en alto, comenzar la clase; a Cristian Ramírez, muy ameno y cercano a sus alumnos; a Jorge Van de Wyngard, siempre tan ordenado y correcto; y la profesora Luz María Reyes, una dama de pies a cabeza.
A tu juicio, ¿qué diferencia a los abogados de nuestra Universidad?
Creo que el sello que entrega la Universidad Bernardo O’Higgins es el del profesional comprometido no sólo con el Derecho, sino también, con lo humano, con las causas sociales, con ejecutar tu trabajo con una visión humanista y de excelencia.
¿Tienes más metas como abogada?
Por supuesto. Ahora se han dado todas las condiciones para que siga estudiando, ojalá poder optar a una beca para estudiar fuera de Chile. Uno de mis sueños además, siempre ha sido ejercer la docencia.